Esquema de
negociación basándose en intereses
Negociación y
Manejo de Conflictos
Por Victoria
Flórez Mazzini
¿Cuántas horas
al día negociamos? Si nos detenemos a analizar, realmente, negociamos permanentemente,
desde que amanecemos en casa, cuando nos dirigimos a nuestro centro laboral y
en el camino se nos cruzan vehículos de transporte público, cuando lidiamos con
los jefes, compañeros, clientes, y hasta cuando volvemos a casa y nuestra pareja
o hijos desean ver una película con nosotros. La negociación es una herramienta
importante para lograr lo que queremos de otras personas, sobre todo cuando no
se tienen intereses en común.
Es poco probable
que nos guste, por decreto, vivir en conflicto, a menos que sea su temperamento
natural. En líneas generales, afecta en mayor o menor grado la productividad de
las personas. Necesitamos aprender a manejar el conflicto porque está presente
en nuestras vidas. Ahora bien, se necesitan dos personas para tener un conflicto.
La solución empieza simplemente cuando una de las partes cambia de actitud y
pone de su parte para empezar a resolver el problema. Una definición de
negociación nos indica que es el proceso de comunicación que tiene por
finalidad influir en el comportamiento de los demás y donde ambas partes
lleguen a un acuerdo GANAR-GANAR. La razón para que al final de una negociación
ambas partes puedan creer que han ganado es que ni los intereses ni los valores
tienen por qué ser opuestos, y es responsabilidad de los negociadores descubrir
los puntos complementarios para desarrollar una negociación con el esquema
ganar-ganar.
El método de
negociación de Roger Fisher y William Ury abarca los siguiente puntos:
1. Separar las
personas del problema. Cuando uno se refiere a la “otra parte”, nos olvidamos
con frecuencia que son personas, al igual que nosotros, que sienten emociones,
tienen su propia escala de valores, tienen vivencias diferentes y son impredecibles.
Es importante comprender que todo negociador tiene dos tipos de intereses: en
la esencia y en la relación con la otra parte. Por ello, no es bueno comenzar
una negociación con el propósito de vencer a toda costa. Ponemos en peligro las
relaciones de negocio a futuro.
2. Concentrarse
en los intereses y no en las posiciones. La negociación basándose en posiciones
(“yo quiero esto”), es menos eficaz que si se realiza basándose en intereses (“¿para
qué quiero esto?”). Los argumentos, demandas e interpretaciones son la punta del
iceberg. Busque la verdadera razón en los sentimientos, frustraciones, temores,
emociones, deseos.
3. Inventar
opciones de mutuo beneficio. Por ejemplo, dos niños, hombre y mujer, se disputaban
una naranja. La madre decidió partirla por la mitad. Éste se preparó un jugo
con su mitad y echó a la basura la cáscara. La niña ralló la cáscara y obtuvo
la mitad de la ralladura de naranja que necesitaba para preparar un postre y
echó a la basura la pulpa. La solución ideal salta a la vista. La invención
creativa –buscando intereses comunes o complementarios-- es una necesidad para
generar múltiples acuerdos que sean de beneficio para ambas partes. Primero se
debe inventar; luego, decidir.
4. Insistir en
que los criterios sean objetivos. La necesidad de criterios objetivos es fundamental
para lograr una solución basada en principios, no en presiones. Debemos
concentrarnos en los méritos del problema, no en el temple de las partes y ser
abiertos a las razones, pero cerrados ante las amenazas.
Actualmente, se
utiliza la Programación NeuroLingüística –PNL- en las negociaciones porque
sirve para analizar la comunicación no verbal que representa el 93% de nuestra comunicación.
Efectivamente, las palabras por sí solas sólo representan el 7% de lo que queremos
decir. En este campo de la comunicación no verbal existen varios ejemplos que
pueden ser de mucha utilidad si se sabe observar:
- El silencio.
Quedarse callado, saber manejar el silencio, es fundamental durante la negociación,
pues se puede obtener mucha más información de lo que podría suponerse. No se
debe olvidar de que el silencio es una situación muy tensa, que mucha gente no
puede o no sabe controlar. Por tanto, se puede obligar a que el otro continúe
hablando tan sólo con permanecer callado.
- No mostrar
reacciones ante lo que el otro nos dice. Un buen negociador NO reacciona.
¿Quién controla su estado de ánimo? Si es el adversario, quiere decir que somos
muy frágiles. Somos responsables de los que nos sucede emocionalmente,
incluyendo los conflictos. Los pleitos usualmente se dan por percepciones
equivocadas. En vez de enfadarnos o reaccionar negativamente, es mejor ser
proactivos y lograr un entendimiento.
- Parafrasear a
la otra persona, “a ver si le entiendo, lo que usted quiere decir”. Se logra
verificar si se ha entendido bien. El receptor piensa que la otra parte sabe escuchar
lo cual genera empatía.
Hablando de
Tácticas Engañosas
Las tácticas de
negociación engañosas tienen un objetivo: desequilibrar a la otra parte y vencerla.
Un buen negociador debe estar preparado para salir airoso de esas situaciones.
Recientemente, el Sr. Eduardo Moane (Conflict Management Group – Harvard)
relataba una situación en la que se encuentran en una mesa de negociación un grupo
de japoneses y un grupo de norteamericanos. Los japoneses en la mesa de negociación
pedían permiso, de vez en cuando, para ir al baño. Los americanos querían un
receso para comer, pero los japoneses decían que no era una buena idea detener
el proceso. Luego se descubrió que los japoneses comían en el baño. Esto
generaba un desbalance para los norteamericanos porque estaban cansados y con
hambre. Si uno se encuentra ante un negociador difícil, no reaccione,
diagnostique la situación. ¿Hay algún comportamiento inusual? Se recomienda
explicitarlo de inmediato en un tono suave. “Sé lo que estás haciendo. Conmigo
no funciona.”. Si no funciona esta táctica, se puede cambiar de jugador por uno
más duro. La persona generalmente es el problema por ignorancia.
Se repiten a
través del tiempo en un 80%. Se denominan complejas porque abarcan múltiples
asuntos y a múltiples partes interesadas. Hay factores tangibles en juego como
precio, beneficios, etc., así como factores intangibles: confianza, reputación,
precedente. Por ello, se recomienda ser confiable, porque la desconfianza es
como una hoja de papel arrugada, no se puede volver a estirar. Cuando se
deteriora la confianza, es poco probable que se pueda volver a recuperar.
Un buen
resultado
¿Cómo sabemos que
se ha tenido éxito en una negociación para ambas partes? No hay ningún método
que lo pueda garantizar, pero sí existen unos indicadores a tener en cuenta. La
razón para negociar es obtener algo mejor de lo que se obtendría sin negociar.
1. El mejor criterio
es conocer su mejor alternativa a un acuerdo negociado – MAAN.
2. Los intereses
de ambas partes quedaron satisfechos.
3. El acuerdo es
una buena opción y no hay desperdicios.
4. El acuerdo es
legítimo, es decir, no se han aprovechado de usted.
5. Es un
compromiso inteligente.
6. Hubo una
buena comunicación, y por tanto, un proceso eficiente.
7. Las
relaciones personales se mejoran.
Características
del buen negociador
1. Tener una
actitud ganador/ganador.
2. Mostrar un
interés auténtico por las necesidades de la otra parte.
3. Ser flexible
en el enfoque.
4. Ser duro en
el fondo y suave en la forma.
5. Tolerar bien
los conflictos.
6. Buscar y
analizar a fondo las propuestas.
7. Ser paciente.
8. No tomarse a
pecho los ataques personales.
9. Identificar
rápidamente los intereses de la otra parte.
10. Ser un buen
oyente.
Ocho errores
fatales
1. Tener una
preparación inadecuada. La preparación facilita una buena visión en conjunto de
sus elecciones posibles y les permite tener la agilidad que será necesaria para
los momentos críticos.
2. Olvidarse del
principio GANAR-GANAR. Cada parte debe concluir la negociación teniendo el
sentimiento de haber ganado alguna cosa.
3. Utilizar un
comportamiento de intimidación. Las búsquedas demuestran que cuanto más ruda es
la táctica, la resistencia es más fuerte. La persuasión, y no la dominación,
procuran los mejores resultados.
4. Ser
impaciente. Dejar las ideas y las proposiciones que hagan su camino. No precipitar
las cosas, la paciencia paga.
5. Actuar con
sangre fría. Las emociones negativas intensas impiden entablar un clima de
cooperación y de encontrar la solución.
6. Hablar
demasiado y escuchar demasiado poco. Si le gusta escuchar, ganará conocimientos,
pero si “abre” las orejas, será sensato.
7. Disputar en
lugar de influenciar. Es por la explicación que se puede defender un punto de
vista, y no por el enfrentamiento.
8. No tener en
cuenta el conflicto. El conflicto es la sustancia misma de la negociación. Se
debe aprender a aceptarlo y a resolverlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario